26 febrero 2010

SS.MM. Satánicas

"Peineta": Después de Aznar, es Froilán... ¡Y antes que ellos, el Rey!

Confirmado: la peineta es el saludo de los poderosos. ¡Hasta el Rey enseñó el dedo, cuando aún se le levantaba!
El escándalo en torno al saludo con el dedo en alto de José María Aznar fue desmedido e innecesario. Feijoo ya quiso mitigar la lectura vulgar del gesto aludiendo a antecedentes grecorromanos. En efecto, comprobamos que cualquiera de buena cuna y con una educación clásica tiene la «peineta» bien asumida y siempre en la punta de los dedos.
El vídeo que presentamos es, de hecho, la secuela del Peinetagate: Felipe Juan Froilán de Todos Los Santos y la Hostia en Vinagre, nietísimo de España, dedicó este gesto disimulado a la prensa. ¿Alguien se ofende por ello? Nosotros, no: nos congratula ver cómo el futuro «algo» (infante, principito, consorte o sanguijuela real, lo que Dios quiera) aprende maneras de los grandes hombres de estado. Es su manera de citar a Pompeyo cuando salió del senado diciendo «no haré declaraciones». ¡Ah! Tanta cultura nos deslumbra.
Pero hay más: después de la secuela, la precuela. ¿Creen ustedes que es Aznar el verdadero creador del Peinetagate? ¡No, amigos! Otro prócer de nuestro país trazó el camino de los poderosos, allá por 2005. Nuestro segundo vídeo, con Juan Carlos I el Campechano de protagonista, lo corrobora: la peineta no es un gesto vulgar, sino al contrario: el saludo propio del prohombre a la plebe. Campechano y grecorromano: la unión hace la fuerza.

"Peineta": Juan Carlos Primero indicándonos cómo se lo hace a Sofía Primera (Vitoria, 24 de Junio de 2004)

24 febrero 2010

"Peineta": Gesto zafio de José María Aznar. Imagen tomada por Agencia Reuters, Oviedo, España

"Peineta": Variedad Indochina. Imagen tomada por Dian Agung Nugroho en Indonesia.

Brigitte Niedermair

El Juego del Impávido

Se cuenta que en la lujuriosa Francia del siglo XVIII, algunos anfitriones obsequiaban a sus invitados con el divertido juego de “El Impávido”. Este consistía en sentar a los caballeros, desprovistos de pantalones y calzón, en torno a una gran mesa redonda con largos faldones que llegaban hasta el suelo. La esposa del anfitrión se introducía debajo de la mesa, y elegía aleatoriamente a uno de los sedentes, introduciéndose entre sus piernas, por debajo del faldón, y procediendo a practicarle una fellatio. De este modo, y sucesivamente, la dama iba probando todos y cada uno de los penes de los invitados sin ser vista desde la parte superior de la mesa.
El objeto del juego, era adivinar quien estaba siendo en cada momento objeto de la succión, basándose únicamente en el rostro de los participantes, que, como el propio nombre del juego indica, habían de permanecer “impávidos” para ocultar su condición de “felados”. Cuando alguien creía descubrir que otro jugador estaba siendo objeto de la manipulación bucal de su miembro, denunciaba su nombre en voz alta. Si acertaba, el nombrado abandonaba la mesa, y si erraba, era el denunciante quien se retiraba del juego. La anfitriona, desde debajo de la mesa, velaba por la limpieza del juego, y si el denunciado mentía, la dama procedía a morder inmisericordemente el miembro del tramposo hasta hacerle confesar su falta.
El ganador, era el primero que conseguía eyacular en la boca de la anfitriona sin ser descubierto. Teniendo en cuenta la dificultad que conlleva evitar que el color o la mueca del rostro delaten la obtención del orgasmo.

Quemadas con ácido. Retratos de Emilio Morenatti

La paquistaní Asociación de Mujeres Progresistas ha documentado desde 1994 mas de 7800 casos de mujeres quemadas o atacadas con ácido en el area de Islamabad. Los atacantes suelen ser novios, maridos, pretendientes rechazados e incluso familiares. Solo un 2% de estos casos se saldo con una condena a los agresores. La siguiente galería, de Emilio Morenatti, pone caras al problema.

23 febrero 2010

Leonid Rogozov: el hombre que se operó a sí mismo

Leonid Rogozov se graduó como médico familiar en 1959 en el Instituto Pediátrico de Leningrado, cuando contaba con 26 años. En septiembre de 1960 se enroló en la sexta expedición soviética a la estación antártica de Novolazarevskaya, compuesta por 13 personas. El 29 de abril de 1961, Rogozov empezó a sentirse enfermo, con unos síntomas que incluían un dolor por encima de la ingle. Se autodiagnosticó: peritonitis por apendicitis aguda.

Puesto que no había ningún otro doctor en la expedición ni posibilidades de tomar un avión de regreso, decidió operarse a si mismo. Fue asistido por un meteorólogo y un ingeniero mecánico, los cuales le pasaron el instrumental médico y sostuvieron un espejo para que pudiera ver su abdomen. Se aplico anestesia local con una solución de novocaina, se practicó una incisión abdominal de unos 12 cm. y procedió a extirpar su apéndice. La operación duró 1 hora y 45 minutos.
En dos semanas, estaba de nuevo trabajando normalmente en la estación. Ese mismo año fue galardonado con la soviética Orden de la Bandera Roja del Trabajo.

Tecnología japonesa anterior a la 2ª Guerra Mundial, previo al Radar Antiaéreo

Deportes españoles. Pura cultura

Anís del Mono

El cristo hermafrodita (1965) de Pierre Moliner

Association de Producteurs des Fruits -www.fruits.fr-.

Cerdos cristianos. Por Wim Delvoye

La Piedad es la obra mas polémica del británico Paul Fryer

Portada del álbum Once Upon The Cross, de la banda Deicide. Pintado por Trevor Brown

Virgen reprende al niño delante de tres testigos, de Max Ernst (1926)

Pescadores Alto Sil denuncia vertidos de piedra en el río Luna

La asociación exige que se comunique previamente cualquier actuación.
Las voladuras de la carretera han causado la muerte de truchas y el desvío del cauce.

Tramo del río Luna donde realizaron la voladura que provocó el vertido de piedras al cauce

La Asociación de Pescadores Alto Sil ha denunciado que la empresa responsable de las obras de acondicionamiento de la carretera CL 626, Villablino-Puente Orugo, ha vertido una gran cantidad de piedra en el lecho del río Luna, tras haber realizado dos voladuras en este mes de junio. Según aseguró el presidente de la asociación, Fernando Fernández, «la piedra de la voladura ha provocado la muerte de las truchas en ese tramo del río, además de un cambio del cauce del mismo». El responsable de la agrupación también denunció «la falta de coordinación entre Medio Smbiente, la empresa y Fomento para llevar a cabo las voladuras e intentar evitar tanto la contaminación medioambiental del río, como la mortandad de los peces». En este sentido exigió a la empresa responsable de las obras de acondicionamiento de la comarcal «que comuniquen a Medio Ambiente cualquier intervención que vayan a realizar en el río para poder retirar antes las truchas y echarlas en otras aguas, evitando así los problemas que pueden causar». Una medida que, a su juicio, «no interrumpe el trabajo ni tiene coste económico para la empresa, por lo que ésta debería tener un poco de sensibilidad con los ríos y el medio ambiente». «En los próximos días van a dar una voladura en Truébano y estaremos atentos para evitar la contaminación ambiental del río Luna y la muerte de los peces», advirtió el presidente de la Asociación Pescadores Alto Sil.

Herido grave un trabajador por desprendimiento de rocas. Mientras trabajaba en el acondicionamiento de la carretera entre Puente Orugo y Villablino

El operario manejaba una retroexcavadora en la remodelación de la carretera de Babia a Laciana
Herido grave un trabajador atrapado por un desprendimiento en Villablino.
El hombre, de 58 años, está ingresado en el Hospital de León con traumatismo craneoencefálico.

Un trabajador de las obras de la carretera CL 626, que une Puente Orugo con Villablino, resultó herido de gravedad ayer por la mañana, como consecuencia de las heridas que le provocó una losa de grandes dimensiones al golpearle la cabeza mientras trabajaba en un desmonte con una máquina retroexacavadora. J.L.L.P., de 58 años de edad, se encontraba alrededor de las 11.00 horas de ayer en el interior de la máquina picando la parte inferior de una losa con el martillo hidráulico cuando ésta se desprendió inesperadamente contra la retroexacavadora, golpeando la cabeza del conductor, además de dañar la propia carretera que se estaba acondicionando. Al parecer el talud en el que estaba trabajando, ubicado entre las localidades de Villasecino y Truébano, se vino abajo porque la losa estaba suelta y al picarla por debajo se desprendió en su totalidad, según explicaron fuentes de la investigación. Otro accidente El trabajador, que presentaba traumatismo craneoencefálico, fue trasladado urgentemente al centro de salud de Sena de Luna, donde el médico solicitó el helicóptero del 112 para su evacuación. Debido a que el aparato se encontraba realizando otro servicio en Chozas de Abajo y tardaría una hora en recoger al herido, se optó por trasladar al trabajador en ambulancia hasta el Hospital de León, donde permanece ingresado con pronóstico grave. El desprendimiento provocó además el corte al tráfico, tanto pesado como ligero, de la carretera autonómica 626 entre Villasecino y Truébano. La carretera permanece desde la mañana de ayer cerrada al tráfico pesado, que ha sido desviado por la comarcal de Omaña LE-493, que conecta la localidad de La Magdalena con la capital lacianiega.

Ernestina y Emma de Paz Álvarez. Puente Orugo. Babia. León

«A plantar, a plantar arbolitos, pronto el suyo tendrá cada cual. ¡Ay del niño que bien no lo cuide!, señalado entre todos será». La nieve es terca este invierno, no acaba de irse de Babia. Pero en la memoria de Emma y Ernestina siguen vivas las irrepetibles primaveras de la infancia. Puente Orugo, Truébano, la Babia esencial, brillaba en la fiesta del Árbol con el fulgor de las nieves atrapadas en Peña Ubiña. Pueden vivirse 99 años (a Emma le faltan cinco días para cumplirlos) y seguir bebiendo de aquella luz. Pese a todas las sombras.

Emma y Ernestina de Paz Álvarez son hermanas; había otras dos, Leticia y Rosario, pero ya fallecieron. Emma está muy cerca de esa mágica cima que son los cien años pero Ernestina le sigue muy de cerca: hará 96 años en abril. Ambas nacieron antes de la guerra... mundial, de la primera. Pero a Babia no llegaba la metralla que dejó millones de muertos, ingentes pérdidas y desolación. Algunos bienpensados dijeron entonces que aquella debía ser la guerra «que pusiera fin a todas las guerras». La realidad que siguió en ese siglo de convulsiones que fue el XX colocará una mueca irónica en el lector.

Emma y Ernestina son otro ejemplo de esos testimonios vivos, y aún muy despiertos, de personas a las que la irrupción de la guerra, en este caso la nuestra, trastocó el apacible camino que había comenzado en un auténtico edén: «Nuestros padres -“cuenta Ernestina- tenían la Venta de Puente Orugo, donde queda el puente; había cantina, tienda de comestibles, etcétera; y allí estuvimos más o menos hasta 1934». Los primeros recuerdos de Emma llegan hasta la escuela: «De Puente Orugo a Truébano íbamos andando porque sólo había 1,5 kilómetros. Y cuando nevaba nos llevaba mi padre a caballo. Había entonces 35 ó 40 niños y niñas en la escuela y el maestro se llamaba Albino Cuenyas, de Lago de Babia. Era muy buen maestro y yo le quería mucho. No me castigó nunca; sólo una vez que me dio por reírme de él». Emma habla con devoción de la escuela pues ella también se iba a dedicar a la enseñanza aunque la guerra, y las circunstancias de la vida, desbarataron en buena medida una vocación profunda. «En el año 31 acabé Magisterio y me puse a trabajar en el Colegio Leonés. Empecé con los niños pequeños que estaban internos y les decían parvulitos. Allí estuve hasta 1935 y luego me preparé para las oposiciones del 36 que no se pudieron celebrar con normalidad pues estalló la guerra; no obstante llegamos a hacer dos ejercicios pese a que fueron a boicotearlos: cuando estábamos haciéndolos entraron unos muchachos a deshacer todo lo que había en la mesa del tribunal y se llevaron los exámenes que venían lacrados de Madrid. Al final vinieron los guardias y los sacaron de allí, pero a los cuatro días el presidente de mi tribunal apareció muerto en el camino de la Serna...». Emma nunca ha superado del todo la frustración que le supuso abandonar la enseñanza: «En el 37, en plena guerra, me casé. Mi marido, Juan Manuel Garrido, era natural de Almanza y era guardia de asalto; les llamaban «los hijos de Azaña». Estuve unos meses como interina en una escuela de Celadilla del Páramo y mi marido me dijo que para qué nos habíamos casado si estábamos cada uno en un sitio... Al final dejé la escuela y eché a perder mi carrera». Pero, como el ave fénix, muchos años después, esa vocación que seguía latiendo renació de sus cenizas y recobró otra vez el vuelo. «Ya en el gobierno de Felipe González, ya con muchos años, publicaron unas listas con los que habíamos hecho aquel examen y pudimos reincorporarnos. Estuve dos cursos en Cistierna como suplente, ayudando, y allí cumplí 70 años pero estaba muy bien de salud y mejor aún de cabeza. Para mí fue como lanzarme al vacío porque lo que menos pensaba era volver. El sistema de estudio había cambiado completamente y fue un choque muy fuerte. Fue como si hubiera pasado una larga enfermedad y me hubiera repuesto de repente; me rejuvenecí interiormente porque me sentía útil, mientras que antes estaba derrotada».

Emma y Ernestina, basta escucharlas, son hijas de una tierra de privilegio y pionera en materia de educación. Que sus padres, Víctor de Paz y Dolores Álvarez, dieran prioridad a su formación pese a ser mujeres (los tiempos han cambiado, ciertamente) habla por sí solo de la trascendencia de esa simiente que dio tantos y tan buenos frutos gracias a excelentes y abnegados maestros volcados en su profesión. «Por entonces había escuela nocturna en Truébano y el maestro admitía a los chicos hasta bien entrados los dieciséis años. Y también a la gente mayor que quisiera ir a la escuela por la noche; eso que ahora llaman educación de adultos». Ya en esos años conocieron elementos educativos muy novedosos para la época como las diapositivas gracias a la labor de las Misiones Pedagógicas. «Recuerdo que venía un inspector que se apellidaba Ferrer y Rafael Álvarez, profesor muy conocido... acudía mucha gente a aquellas actividades».

Ernestina asiente a lo que dice su hermana pero, junto a los brillos de la infancia, la memoria le traslada a otros puntos de sombra que no le han abandonado. Son los años previos a la Revolución de Asturias, movimiento insurreccional duramente reprimido que desgarró profundamente a la sociedad asturiana y que fue cruento prólogo de lo que después vendría. Los nombres, los recuerdos escurridizos, auténticas gemas de la memoria, se le entrecruzan a Ernestina al volver sobre aquellos momentos en los que el miedo se iba ya enseñoreando de todo. «Recuerdo que había que llevar unos papeles a Truébano a un joven que se llamaba Justiniano y que había sido de los alabarderos del Rey. Cuando llegó la República lo licenciaron, marchó para el pueblo y allí se casó. La mujer, Enedina, salió toda sofocada y me dijo: Justiniano está escondido y está sin comer... Y yo le dije que iría a llevarle comida y una manta. Marché donde me dijo que estaba y, al verme llegar, Justiniano me riñó muchísimo, tanto que casi me hace llorar. Me dijo: Pero ¿sabéis lo que hicistéis Enedina y tú? Fíjate que si saben dónde vas, me fusilan a mí y a ti también. Me quedé parada y me fui dando un rodeo como si hubiera ido al cementerio y cuando regresé a Puente Orugo se lo conté todo a Enedina. Creo que fue esa misma noche cuando Justiniano y su padre marcharon para Asturias. Allí fue militar y por eso no le dejaron embarcar con su padre que más adelante se fue, me parece que a México».

Se disparan los recuerdos: «Es que al día siguiente ocurrió algo peor todavía. Estamos en Puente Orugo sentados junto a la carretera tranquilamente y empezaron a pasar tropas... pero espera, antes de eso, tiraron el puente. Metieron mucha dinamita, tanto es así que llegaron las piedras hasta casi San Emiliano. Mi padre había sacado los animales e hicieron que saliera mi madre que les había rogado que no tiraran la casa. Chari, mi hermana pequeña, echó a correr delante y vio que habían matado a un hombre que dijeron que era uno de los -˜rojos-™ de La Magdalena. Decían que eran -˜rojos-™ los que entraban pero en realidad eran de la falange de Valladolid. Y nunca supimos qué fue del cuerpo porque por la mañana ya no estaba. Y fue al día siguiente de aquello cuando mataron a un hombre de Villasecino: Aurelio Guisuraga; lo mataron cerca de casa. Se habían escuchado como unos tiros y yo dije: ¡Ay virgen, mataron a un hombre! Rosario me dijo: mujer, no digas tonterías, eso es que van a las truchas. Sí, sí, fuimos hacia allí y allí estaba tirado en el suelo ese hombre, en el cascajal de la tía Margarita de Villafeliz. Habían sido los falangistas de Valladolid».

Ernestina nació en Bahía Blanca -Argentina- y lo dice con orgullo aunque regresó con un mes de vida a León y ya no ha regresado nunca. «Fui argentina hasta el año 22 porque tardaron unos años en nacionalizarme española». Destapado el tarro de las sorpresas, Ernestina desvela la historia de un largo silencio. «Mi hermana Rosario contaba que le estaban cortando el pelo junto a la ventana y en eso que pasó uno de los que estaban escondidos y le hizo un gesto como de que se callara... Pues esto lo mantuvo en secreto hasta pocos años antes de morir. Aquel hombre era el veterinario de San Emiliano, creo que se llamaba Manuel Rodríguez, que se había ido al monte a esconderse aunque al final terminaron cogiéndolo, lo llevaron a San Marcos, en León, y lo fusilaron».

También en San Marcos fue recluido Eutiquio de Paz, tío de Ernestina y Emma que se salvó de forma providencial. «Le hubieran matado si no hubiera llegado a tiempo, ese mismo día, un jefe de Falange, Enrique Tuñón, que era dueño de unas minas en el Bierzo y que lo conocía porque paraba en la casa de los suegros de Eutiquio. Y además, una cuñada de mi tío trabajó con él como contable y acabaron siendo pareja como se dice ahora. Fue este falangista el que lo sacó y se lo llevó a las minas de Almadén porque creía que estaría más seguro. Y allí también se fue mi tía con su hijo chiquitín que todos los días, a las siete de la mañana, salía corriendo a dar un beso a su padre cuando, junto a los otros presos, iba a trabajar a la mina». Eutiquio se libró de la muerte y su hijo, Ovidio, nunca ha olvidado al salvador de su padre: «Ovidio lleva flores, sin falta, para Todos los Santos, a la tumba de Enrique Tuñón que está en el mismo nicho que su esposa Obdulia. ¡Ah! ¿y sabe por qué detuvieron a Eutiquio? Pues fíjese: que decían que si le silbaba por la ventana al cura cuando iba a decir la misa, que no iba a la iglesia, y que iba a arar los domingos... pero claro, iba los domingos porque él no tenía pareja (de bueyes) y era el día en el que se la dejaban los vecinos».

Emma parece pensar que ya vale de guerras y regresa al territorio de la paz, del diálogo, de la cultura, de la mano de aquellos calechos y filandones que eran como la universidad de la democracia. «El calecho se hacía en casa de algún vecino al terminar de arreglar el ganado. El que mejor leía, leía para todos. El abuelo Luis tenía unos libros preciosos. Tenía La lámpara de Aladino y otro que se titulaba La religión al alcance de todos y fue una pena porque lo rompimos en la guerra por miedo a que lo encontrasen. También se contaban cuentos y chistes y se comentaban los arreglos que se necesitaban en el pueblo o en las fincas... era una especie de concejo donde se trataban cosas de interés para todos».

Resume Emma lo que considera el secreto de su longevidad: «Andábamos mucho, buen agua, buen pan y mucho camino». No parece que tenga problemas de colesterol. «Se hacía buena matanza, un par de cerdos y una novilla y ovejas y cabras. Y había pollos, conejos, leche y mantequilla no faltaban y tampoco truchas. De los neveros de Peña Ubiña se bajaba nieve para conservar los alimentos y cuando había algún enfermo que lo necesitaba. Cuando mi hermana Leticia estuvo mal, el abuelo subió a Peñas Malas a buscar nieve para ponerle hielo en la cabeza».

Emma no es la misma desde que un mal accidente segó la vida de su hijo pero está orgullosa de su cosecha: «me quedan tres nietos como tres soles y tres biznietos». No puede olvidar pero prefiere pensar en los tiempos felices cuando subían al monte a cuidar el ganado; niñas solas frente al paraíso, junto a Peña Ubiña: «Yo era la más trepadora, era como una cabra... ¿recuerdas Ernestina cuando cogíamos las truchas en la presa del Molino? Sí se me escapó una y mi padre me dijo: «Sí hija, si hubiera tenido lana, la habías cogido». ¿Y esa otra canción de la Fiesta del Árbol?: «Un buen árbol va a la cuna, dos nos mece el casto amor, el bajel que al mar se lanza, nuestro lecho de dolor. Y con ansias moribundas, al perder la última luz, se hizo así nuestra esperanza en el árbol de la Cruz» .

22 febrero 2010

¡No te suicides por favor!

Leones blancos africanos


Los leones blancos sólo se dan en la subespecie león sudafricano (panthera leo krugeri), que habita en Sudáfrica, Swazilandia, Zimbabwe y Mozambique. Deben su color a una mutación genética llamada mutación chinchilla. Se trata de un gen recesivo, luego solo si un macho y una hembra portadores de este gen conciben se puede engendrar un león blanco (aunque no siempre). A esta particularidad genética sobre el color se la conoce como leucismo, y es distinta del albinismo (ausencia congénita de pigmentación). En realidad, solo son blancos de cachorros, pues al crecer van adquiriendo un tono de crema palido muy suave.

Es difícil que estos animales vivan mucho tiempo en estado salvaje, pues su llamativo color les impide camuflarse y debido a ello tienen serios problemas para cazar. No obstante, haberlos haylos. Ademas, en el 2003 se introdujeron un macho y una hembra blancas en la reserva de Sanbona (Sudafrica), que al año siguiente concibieron tres crías de su mismo color. Por otra parte, hay unos 300 leones de estas características repartidos por los zoológicos de todo el mundo. Aqui vemos una camada de cinco cachorros nacida a principios del 2007 en el zoo de Harbin, situado en la provincia China de Heilongjiang.

Les Chasseurs de Pythons (Los cazadores de pitones). Muestra el método que utilizan los cazadores furtivos del pueblo Gbaya para capturar a estos animales.

Caza del gorila. Sudán

ONG Ejemplar. 1993, Sudán. Víctima de la hambruna recibe una bolsita con sales para que se rehidrate. ¡Joder con la ONG!

José Castro, el héroe leonés de Perejil abandonado a su suerte

José Castro es de esos soldados que lo siente. «Durante diez años de servicio vestí el uniforme con alegría y orgullo. Lo que más me gustó siempre de esta vida era el tiempo que pasábamos en el campo. La mente absorta en el trabajo no te permitía pensar en nada más», cuenta él mismo en una novela que escribió sobre sus vivencias. Una obra que arranca con una cita de Séneca: «Amamos la Patria no porque sea grande, sino porque es nuestra».

Y ahora se encuentra casi cojo, inútil para el servicio, alejado de esa vida que tanto le gustaba y desencantado con sus mandos. «Me han tratado como un perro después de dejarme allí los mejores años de mi vida».

– ¿Qué pasa Carlos?

– No nos han dicho nada, pero en la radio dicen que unos moros se han instalado en un islote al lado de Ceuta. Fue una patrulla de los picoletos y los echaron de allí a punta de fusil.

Así le contaron al cabo Castro que iban a partir para Perejil, así lo cuenta él en su futura novela. El boina verde leonés se mostró encantado, como siempre, a él le va la marcha. Siente el Ejército, ya hace muchos meses que está fuera de él y sigue vistiendo sus camisetas, su chándal, sigue soñando que un día regresará a un cuartel. Pero no va a ser así, está casi cojo. «Padece laxitud de rodilla derecha por rotura de ligamento cruzado posterior, atrofia del cuadriceps derecho de 2 centímetros y condromalacia con lesión condral del cóndilo femoral externo que supone un grado de discapacidad global del 14%», dice el parte que concluye que «el interesado no reúne las condiciones psicofísicas necesarias para estar en situación de servicio activo». Lo que en cristiano viene a ser «a la calle».

En su libro desvela con todo tipo de detalles la famosa toma de Perejil. «A las puertas del hangar llegó un camión. Colocó la caja frente a la puerta y se bajaron unas cuantas cajas. Eran las granadas de mano. Nos repartieron cuatro por cabeza». Relata cómo las contaron que no era una «astracanada de opereta, que las reglas del enfrentamiento les permitían disparar. No entrar a sangre y Fuego pero sí disparar y usar la fuerza».

«Debido al fuerte viento y al aligeramiento del helicóptero según iban saltando los demás, al salir el último yo, la distancia que me separaba de tierra era más que respetable. Recuerdo la imagen del patín muy por encima de mi cabeza. Los primeros que saltaron apenas distaban medio metro. Yo caía sobre el sargento.

Para evitar pisarlo intenté cambiar la pierna para otro lado. Lo siguiente que recuerdo fue un pinchazo, como si me hubieran clavado un hierro al rojo. Un calambre me recorría el cuerpo mientras algo crujía en mi rodilla».

Ahí empezó su calvario. Dicen que la frase a Moncloa de ‘Sin novedad’ acabó con su futuro. Había novedad: su rodilla, su futuro... pero ya se había dicho ‘sin novedad’.

Después vinieron los tribunales médicos, los reveses militares, los despachos en los que casi nadie le quiere recibir y a la calle. Eso sí, con una Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo que sólo se concede en acción de guerra.

– Pero de una medalla no se come.

...

José Castro no se resigna a abandonar el Ejército por la puerta de atrás. Por ello un día se vistió de militar, se puso la medalla que ganó en Perejil y cuando pudo se acercó al entonces ministro Trillo, que le sonrió al ver la medalla. «Con usted tengo que hablar». Le explicó su caso y el ministro se dirigió a un miembro de su comitiva: «Tómele los datos a este hombre». Hasta hoy.

Personajes Leoneses - Robinsones - Fundación Saber.es
Fulgencio Fernández - David Rubio

Magín y su música. Por Laciana y Babia. León

21 febrero 2010

Arándano


Nombre Común: Arándano
Nombre Científico: Vaccinium Myrtillus
Descripción: Pequeño arbusto de hoja caduca, dentada, alterna y oval, de color verde claro-amarillento y roja en otoño, con ramas leñosas y oscuras. Flores de color blanco rosado por dentro y verdosas por fuera, aisladas en la axila de las hojas y dispuestas en racimos colgantes, cuyo fruto es una baya de color rojo, después azul oscuro de agradable sabor agridulce. Florece entre abril y junio y sus frutos maduran, casi negros, a partir de julio. Originario del bosque claro y sotobosque de las montañas silíceas del norte y centro de Europa y zonas nórdicas de Asia y América. En la península Ibérica se cría en bosques y brezales de tierras sin cal, sobre todo montañas de la mitad norte.
Partes utilizadas: Los frutos maduros y las hojas
Principios Activos:
Frutos: Taninos catéquicos, ácidos orgánicos. azúcares invertidos, antociános, flavonoides y vitaminas A y C.
Hojas: Taninos catéquicos, hidroquinona, flavonoides, sales minerales, provitamina A y vitaminas B y C.
Propiedades: Los frutos son antiinflamatorios, antihemorrágicos, astringentes (antidiarréicos y hemostáticos locales), antisépticos y con acción vitamínica P (mejoranla microcirculación, aumentan la resistencia y controlan la permeabilidad capilar) que contribuye a la regeneración de la capa vascular de la retina y aumenta la agudeza visual. Durante la segunda guerra mundial algunos pilotos de la fuerza aérea británica que tenían que volar en misiones nocturnas notaron que cuando consumían una jalea hecha a base de arándano su visión mejoraba.
Indicados en varices, hemorroides, fragilidad capilar, arteriopatía, edema por insuficiencia venosa, hemeralopía, retinitis pìgmentaria y miopía.
Las hojas son astringentes, hipoglucemiantes, antiséptico urinario y en extracto antifúngicas. Indicadas en diarrea, diabetes, cistitis, uretritis, pielonefritis, vulvovaginitis. En uso externo, en dermatomicosis, estomatitis, eccemas, heridas y úlceras dérmicas.
Los taninos pueden aumentar las molestias en caso de gastritis o úlcera gastroduodenal. Las hojas deben tomarse discontinuamente. La ingestión de dosis muy altas y tratamientos prolongados pueden producir intoxicación por hidroquinona.
Modo de empleo: Infusión, extracto fluido, extracto seco y jarabe, sola o con plantas para la circulación. Uso alimentario del fruto fresco (laxante), compota y mermelada. En uso externo, decocción de hojas y aplicación en compresa, lavado o colutorio.